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sábado, 26 de noviembre de 2016

Desconectar de Facebook aumenta el bienestar,según un estudio.

Los encargados del estudio dividieron en dos grupos a los 1.095 usuarios que participaron: a los miembros de uno les pidieron que no se conectasen a Facebook durante siete días; el resto —el grupo de control— continuó utilizándolo como hacía habitualmente. Durante ese tiempo se midieron estados de ánimo como la felicidad, la tristeza, la preocupación, el enfado, el entusiasmo y el sentimiento de soledad y depresión.

En el último día del experimento, los investigadores les preguntaron cómo se sentían y los cambios resultaron evidentes: los que habían dejado de utilizar la red social admitieron sentirse más felices y menos tristes y solos. Además de los sentimientos positivos, notaron un incremento en su actividad social cara a cara y menos dificultad para concentrarse. También tuvieron la sensación de que a lo largo de esos siete días habían desperdiciado menos su tiempo.

En azul, los datos reportados por el grupo de control; en blanco, los del grupo que dejó Facebook.
En azul, los datos reportados por el grupo de control; en blanco, los del grupo que dejó Facebook. THE HAPPINESS RESEARCH INSTITUTE
Estas conclusiones coinciden con las declaraciones de muchos expertos que recuerdan que los usuarios de las redes sociales solo muestran en sus perfiles la parte de su vida que les interesa que los demás vean: las buenas noticias —el 61% de las personas publican solo las cosas buenas que les pasan—, las fotografías retocadas, el encuadre pensadísimo que parece casual... Proyectan una vida irreal que hace que la mitad de los usuarios envidien las experiencias que otros comparten en sus perfiles y que un tercio envidie lo felices que parecen sus contactos de Facebook. Los expertos de The Happiness Research Institute aseguran que las redes sociales "son como un canal en el que solo salen buenas noticias, un flujo constante de vidas editadas que distorsionan nuestra imagen de la realidad”. Así, el bienestar de los usuarios está condicionado por lo que piensan los demás y el número de likes que consiguen al final del día.

Una de las dificultades con las que se encontraron los investigadores a la hora de desarrollar el estudio fue la falta de control sobre si los participantes conseguirían resistir la tentación de entrar en Facebook. El 94% de los usuarios visita su perfil de manera automática, como parte de su rutina diaria, por eso les recomendaron desinstalar la aplicación de sus teléfonos móviles. A pesar de los consejos y de haberse presentado de manera voluntaria al experimento, al concluir, el 13% de los participantes no consiguió pasar ese tiempo sin entrar en su perfil y comprobar sus notificaciones.

En cuanto a las limitaciones del estudio, los investigadores reconocen que la predisposición pudo afectar a los resultados. Los participantes se presentaron voluntariamente —aunque fueron asignados a los grupos de forma aleatoria—, lo que podría significar que de alguna forma estaban interesados en dejar de utilizar Facebook o empezar a dedicarle menos tiempo. Los resultados podrían deberse, en parte, al efecto placebo: los participantes esperaban sentirse mejor al estar desconectados.

Esta no es la primera investigación que dibuja la idea de que muchos usuarios serían más felices si utilizasen menos las redes sociales. El estudio El uso de Facebook predice una disminución en el bienestar del usuario de 2013 de la Universidad de Michigan señala que los niveles de satisfacción con la vida de los participantes se redujeron a la largo de la investigación con el uso constante de Facebook. Otra investigación realizada por las universidades alemanas Humboldt y la Técnica de Darmstadt, también de 2013, concluyó que una de cada tres personas se siente mal y más insatisfecha después de visitar Facebook. El estudio, La envidia en Facebook: una amenaza escondida para la satisfacción del usuario, descubrió que esto sucede porque sienten envidia, que deriva en frustración, amargura y soledad.

Trump llama “brutal dictador” a Castro y entierra la política de Obama.

La muerte de Fidel Castro, este viernes a los 90 años, certificó el fin de la era Obama en las relaciones exteriores. El presidente saliente de Estados Unidos reaccionó con un medido ejercicio de equilibrio: ni reproches ni halagos al dictador, sí la mano tendida al pueblo cubano. Menos de una hora después, su sucesor, el presidente electo, Donald Trump, calificó al finado de "brutal dictador" y enterró la política de su antecesor en este viejo conflicto. El deshielo impulsado por Obama y Raúl Castro entre el país comunista y su enemigo yanqui se acaba de hacer añicos. Si esto es definitivo o no, resulta difícil de vislumbrar con una criatura tan imprevisible como Trump.

"Hoy el mundo marca el fallecimiento de un dictador brutal que oprimió a su propio pueblo durante casi seis décadas. El legado de Fidel Castro se caracteriza por los pelotones de fusilamiento, el robo, el sufrimiento inimaginable, la pobreza y la negación de los derechos humanos fundamentales", dijo este sábado. El texto, muy contundente, proseguía así: "Cuba sigue siendo una isla totalitaria, espero que el día de hoy sea un paso para alejarse de los horrores que se han soportado durante demasiado tiempo y avancen hacia un futuro en el que el maravilloso pueblo cubano viva por fin con la libertad que tanto se merecen".

“Tiene que haber algo para que dejen de matar mujeres”

La argentina Mercedes Zambrano vive con “un nudo en la garganta”. El hombre que en 2008 mató a su hermana Adriana Marisel (Lili) reclama ahora la patria potestad de la hija de ambos de ocho años. José Manuel Zerda, que asesinó a Lili a puntapiés y golpes con una herramienta de albañilería pocos días después de que ella intentara dejarlo, ya está en la calle. Cumplió cinco años de prisión por “homicidio preterintencional”. Es decir, que los jueces consideraron que la mató sin querer, “aunque presentaba traumatismo de cráneo con pérdida de masa encefálica, hematomas en los brazos y en las piernas y quemaduras de cigarrillos en la piel”, recuerda Mercedes.

El homicida ha logrado ya un régimen de visitas estable, por el que visita a su hija, que vive con la abuela materna, tres días a la semana. Pero para evitar que se haga con su custodia, Mercedes y su hermana Miriam han recurrido a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que tiene el proceso en estudio. El caso de Lili, a la que su familia encontró sin vida en el suelo de la modesta vivienda familiar de Palpalá (norte el país), mientras la bebé de la pareja, de nueve meses, lloraba desconsolada, fue uno de 208 asesinatos de mujeres registrados en 2008. Desde ese año, una mujer ha sido asesinada cada 30 horas, en promedio, en el país.

El último revolucionario.

Líder autoritario o tirano sin más para media humanidad, leyenda revolucionaria y azote del imperialismo yanqui para los más desposeídos y la izquierda militante, Fidel Castro era el último sobreviviente de la Guerra Fría y seguramente el actor político del siglo XX que más titulares acaparó a lo largo de sus 47 años de mando absoluto en Cuba. Estrenó su poder caudillista el 1 de enero de 1959 tras derrocar a tiro limpio al régimen de Batista. Ni siquiera en el ocaso de su existencia, después de que una enfermedad lo apartó del Gobierno en 2006, desapareció su influencia en una isla que siempre se le quedó pequeña, pues Castro la concebía como una pieza más de ajedrez en la gran partida de la revolución universal, su verdadero objetivo en la vida.